Thursday, June 29, 2006

junio 29

Es éste el inicio del círculo. Debemos reciclarnos y recomenzar. Seguramente, en la mente ya no quedan huecos por presionar. A quién le importa esta presión. Ya estoy fuera, me siento ajeno a esta mierda que alguna vez creí me podría, me iría, me entendería albergar. Nadie lo iba, nadie lo podrá volver a hacer. Tampoco es lo que espero hoy. Lamento no haber estado cuando las cosas empezaron a mejor funcionar. Lamento ya no pertenecer. O no. Acaso sea el inicio de algo, de otro nuevo, de nuevo, ¿una vez? más. Estoy de retorno, soy un envase retornable: El eterno retorno ya me está empezando a marear. Y ya no descubro mareas que me acerquen a la isla, a la península definitiva, a la tierra final.
Ya poco creo que sea ésta que antes, una vez, me quise querer inventar.

felipe marangoni

Wednesday, June 28, 2006

junio veinte ocho

Nunca es suficiente para la desazón. Enterarse día por día de la poca deferencia con que está hecho el universo, no puede resultar cómodo. No lo hace. Hago, hice lo que debería, sin embargo alguien inventará aquello que no tendría que hacer, mas por no estar hecho me siento juzgado, como un mal juego: Siempre juzgado, mal jugado, y ya bastante cansado. Hoy debería haber mandado a todos de paseo y tal vez lo haya hecho. No sé qué me retiene en esta inmundicia llamada Ciudad de la Furia. Nada tengo ya que me pueda perder. ¿O sí?. Acaso una promesa que se niega a desaparecer, a morir de por toda vez, que vive por fuerza propia, por necesaria, ¿por conveniente?: Deberías desaparecer, y dejarme en paz. Es esto lo que te digo a vos, a ella, a todas las. Sin tu recuerdo sería sencillo ordenarme y desaparecer: Y lograrme por fin olvidar. Porque el olvido sí existe, aunque cartelones de subte firmados por Jorge Luis me quieran otra cosa convencer: Hoy lo he notado. Aunque me reclamen de por todo lado, hoy ya de todos, ya por todos he sido olvidado.
Y nada hay más difícil que del olvido volver a renacer.

felipe marangoni

Tuesday, June 27, 2006

junio 27

Alguien me cobra por adelantado lo que ayer aposté. No me siento, encuentro bien. Ellas continúan tras de mí: No las puedo armonizar, no me puedo remediar: Se me parece en este sol recuperado que las sombras continúan acechando, acercando, machacando por mí. A estas horas no queda mucho por reflexionar: he perdido porque estoy perdido. Sólo me quedan mensajes que alguien, en otro alguien me procuro sorprender: Estoy cansado, muy. Tanto desconcierto es un concierto que suena fuerte, que sacude mal. Y no vislumbro en tanta noche el espacio que me considere, que se atreva a considerarme principio, sin tantos medios..
Sin tanto final.

felipe marangoni

junio veintiseis

He aquí un nuevo infierno. Tras la muerte vuelve la sensación de no ser, de no volver, de no saber: Hoy no sé lo que estoy, lo que soy: me considero una parte indiferente de este lado del mundo. He visto la furia en las calles, he oído el dolor en mi sangre, en mi sangre lejana. Y al final, termino secuestrado por la noche que no me debería pertenecer. En madrugada de hielos rotos, no sé qué estoy haciendo: Acaso necesito justificar, pagar el precio a tanta hora acumulada en vano. He de pedir perdón: Es éste un tipo de perdón. Volviendo a casa, sé que he barrido el patio de otro infierno, acaso uno que pronto me va a consumar.
Mas por ahora poco me queda por rescatar.

felipe marangoni

junio veinticinco

Domingo de laberintos. Ya no sé cómo salir. Me enrosca la cama con sus sueños de muerte, con reflexiones de final. Más tarde, en la, anudaré esa imagen con una lejana despedida: La póstuma despedida terrenal. La doña Susana se habrá ido. Ahora estará en paz con. Del lado del no–retorno la imaginaré sonriendo con esa alegría sincera, con el cariño puro que esa abuela me brindó siquiera sabré por qué: No hay explicación en la muerte. Y nada más. El domingo se pierde tan rápido en las fantasías de mi propia vida y en la muerte como algo sin final: No sé qué escribir: Sólo entiendo esto como un homenaje que me considero incapaz de atreverme a desarrollar. Aunque tal vez ya lo haya hecho. Y en la nube de un domingo negro, pienso en mi desconsuelo, en mi propia condición de víctima de la soledad: Sólo solo he de proseguir, ninguna de mis ellas, –¿Cuántas ellas?– estará jamás para aprenderme a consolar. Porque en el universo nadie tiene derecho a pedir por bienestar. Es un despropósito: Pretendemos ser algo más que la nada, mas la nada sigue siendo siempre mucho más: Más que yo, más que vos, más que nosotros menos. Hoy somos ya menos. Hoy el mundo ha perdido un montón de historias sublimes, de ésas que ya nunca de la doña Susana volveremos a disfrutar.Todos los días el mundo nos deja un poco menos, un todo menos, y nada más.

felipe marangoni

junio veinticuatro

Despertar es una zona gris: Amanece gris, oscurece lluvia, profundiza despertar. Los malestares de junio no reconocen piedad, piedad para mí. Sin embargo, soy hoy algo temprano, soy hoy buen tiempo para viajar. Arriba, cielo negro, la Furia desatada. Abajo es mi mundo: Subterráneo, somnoliento, abismal: Combinaciones apuran el abismo horizontal: (me) acercan la rutina. Me alejo rápido, rápido transcurre el reloj. No importa, al menos no hoy. Luego, es ya salida, recreo general. Cuento un algo como deporte de ilusión. Ahora me invito, me invento un amigo, acaso sólo por hoy. En el bolso me pesa una herramienta personal. Es día de despilfarros. Es tiempo de diversión. Sabemos de un bar, cerca de todos, y entre todo y de la nada, el alcohol, el cigarro, el descontrol. De pronto, la sensación de restaurar un poco de pasado: Gente hueca apretujada por un fin común, un inicio de triunfo, un indicio de victoria, (me) recuerda eso de pertenecer: Yo supe engendrar estados de pura emoción. Y en esos puños ignotos y en esos cantos afables y en esa complicidad prestada, reconstruyo el entusiasmo olvidado. Me siento entonces parte del mundo, un tipo mundial, un fanático universal. Qué me importa luego la miseria que pronto sobrevendrá: Hoy sábado me siento con el coraje justo para el todo recomendar, para la nada disculpar. Sé que todo tendrá que bien terminar: Aunque sepa que nunca todo del todo bien ha de terminar. Mañana lo sabré reconocer. Mas hoy me siento triunfo, entonces ahora soy todo disculpa, ahora soy todo recomendación: Hoy comparto teorías de suicidio con el amigo extranjero, hoy le refiero lo inútil de la inmortalidad, hoy le corrijo la búsqueda imposible de la mujer ideal: Nada existe y es como que tampoco en mí existe la nada. Y dejada atrás la euforia, marchamos como amigos del infortunio, provocando por qué no la suerte de a cualquiera arrastrar, de con cualquiera apurar a terminar: Nadie debería quedar a salvo en un día de selección. Pero, al fin, como siempre, nadie acompaña. Como nunca, me quedo solo. Ya todos marchan con su privada desilusión. Y en la lluvia ahora nocturna, ahora hecha racimo de postizos festejos, es a mí a quien (me) devuelven invertido: Sólo (me) traigo conmigo el vértigo del regreso, el desequilibrio del futuro, el peligro de la descompensación.
Y en malas condiciones, quién puede soñar esta noche con clase alguna de resurrección.

felipe marangoni

Friday, June 23, 2006

junio veinte tres

Encuentro aquí este momento muerto. Nada hubo esta vez, todo fue ayer, en madrugada: Sentirme vivo es cuestión nocturna. La mañana poco depara en mí, nada ve en, nada me deja ver. Llegar descompuesto, encerrarme en mi puesto, ser una arandela en la maquinaria indetenible, la que ya me ha atropellado, la que no se descansa de atropellar. Pero hoy qué me importa qué. Parece viernes en tarde, en noche. Y aunque me sienta para el lado negro, sé que hace exactamente una noche me han extendido los límites, los míos, los que ni yo ni ninguna de ellas conseguiríamos interceptar. Pero de modo alguno lo han parecido lograr: Hoy me sé bien, no tan, mas sí bien, acaso por una maldita vez más.
Lo demás, lo de hoy, lo de este día, sé supe saberlo postergar. Pienso luego en lo inesperado antes que en lo desesperado. Tal creencia podría acarrearme un problema:
¿Pero no es demasiado simple como para no lograrme resolver?

felipe marangoni

Thursday, June 22, 2006

junio veintidos

Hoy más menos que nunca, me siento al borde del delirio. Qué intentar cuando ya no queda mucho por. En madrugada, en mediodía, en tarde-noche comprendí que la tristeza, la indecisión, no conocen de horarios. Están aquí, aquí me sostienen. Considerar una salida en plena caída es un sueño tan laborioso como los que Leonardo debió ya desde mucho entonces desechar. Me muevo por impulsos, todos equivocados, todos vacantes de solución: Ya no tengo solución. Soy todo problema, y ni siquiera uno es de mi propiedad. Prisionero de los demás. ¿Hasta cuándo? Prosigo en descenso: Pero este abismo no amerita un límite, más que los que mis propios yo le supiesen dar. Desconfío de la sabiduría, de la sapiencia que nunca he sabido para otros, para mi otro, para mí, nunca he sabido desarrollar.
Y mi recaudación se mantiene en cero. Y me queda poco ya por gastar.

felipe marangoni

Wednesday, June 21, 2006

junio veinte uno

Reconocer en la alegría ajena memorias de fanatismo propios de otra vida no es lo máximo que (me) podría hoy pasar. Mas, ¿Por qué no una mísera tregua? Bs. As. canta anticipada en homenaje a esos héroes lejanos que antes también supe yo venerar: Semidioses de virtud semejante como dominar un esférico –palabra santa del periodismo deportivo–, o acaso ni eso siquiera, contar con esa estrella que los convirtió en. Alguna vez los soñé, ahora tanto me costaría darle una chance a ese entretenimiento, ese entretiempo que al final siempre aburre, nada conforma, ya no se puede ni en semidioses confiar. La esperanza fue tan sólo un derrame de insatisfacción. El bar, la imagen, la gente hueca, todo silencio, todo vacío. Qué queda sino volver vacío de expectativa, aún cuando sólo de eso se tratase: De una vacía expectativa por nada, por sólo la mente intentar despejar. Nada. Sólo sé que hoy de noche vuelto rutina, por otros rumbos sólo algo (me) queda por esperar. Lo demás, lo de hasta tal vez ayer, ya no tiene remedio. Otro todo se me acaba de desperdiciar.
Y hasta resulta tedioso intuir que debo de vuelta volver a empezar.

felipe marangoni

Tuesday, June 20, 2006

junio 20

Aprovecho este instante de sosiego, no son muchos los. Tiendo entonces a escribir algo que suene a buena letra, a somnolencia del corazón: No sé cómo estoy, sin embargo presiento, sospecho la espera acaso desaconsejable mas no por ello mal esperada: Alguien espera, acaso espera bien, mal, espera por mí. A lo lejos se me antoja una ilusión resucitada: Ella lo es: Acaba de resurgir de un pasado abismal desde donde ya no podía respirar: Hoy respiro, creo. Tengo un par de créditos que cerrar, antes de que me viren a una deuda demencial. Ya no me parece sencillo deambular como perro salvaje, persiguiendo dentelladas de atención. Estoy algo cansado, jefe. No es fácil convivir con tanto dolor. Todo por todo, por todos lados, ese corrosivo dolor. Hoy envuelto en rutina hasta ¿cuándo? necesito sorprenderme pensando en otros mundos, acaso idiotizados de inocencia, sin embargo convenientes para un retazo de vida, que es todo lo que hoy me parece sostener: Ella me podrá sostener sin remitirme a tanto símbolo, valiéndose por sí misma: Ésta es hoy mi verdad, la misma que una vez me tuvo y sospecho nunca aprenderá a ya dejarme olvidar.
Para morirse en el recuerdo no es necesario olvidar.

felipe marangoni

junio diecinueve

Todavía mudo, sin saber qué decir. Estos días plenos de inestabilidad me acumulan vacío, me devuelven inestable. Tengo una promesa en la mano, una misión inútil por celular. ¿Qué iré a tratar de experimentar? Sólo me he enviciado de música, lectura y encierros anecdóticos. Tan lejana la vida animada, tan en desuso el ejercicio de la decisión: Carezco de alicientes, cuando las horas se (me) desarticulan como lunes, en falso comienzo, en invertido final: No es aconsejable esta inversión. Tiendo a símbolos que no existen, sólo dentro de mí. Parezco un sabio de lo inútil, con frases inoperantes que sabrán bien sonar, mas habrán sido muertas por falta de aplicación. Sin embargo, es parece a lo que a este sitio he sido arrojado a ser: Un perfecto autor de ayudas para otros, de suicidios para mí. Lo siento este lunes. Creo que no puedo ni a mi yo más ajeno llegar a comprendido ser. Mas no creo ser para esto importante. Me espera un momento como cuento, tal vez, seguro, tendrá un comienzo entusiasta, apurará como nudo asfixiante y concluirá como la nada:
Con el silencio susurrante de otro amargo final.

felipe marangoni

junio dieciocho

Algo quiere clarificar. El cielo se retuerce cansado de su amarga condición: Pelea por un retazo de sol. No me importa mucho, parece. Hoy viajo, temprano en domingo, viajo por debajo, bien por debajo de todo, de todos, de mí. En subtes combinados, reflexiono por festejos: Hoy algo, alguien (se) festeja. Siempre otro algo, siempre otro alguien, siempre un festejo ajeno, nunca un para mí. Sin embargo, sé que hoy me esperan: Sólo aquellos que nunca por mí cansarán de esperar, sólo aquellos a quienes por siempre me precisarán importar. Viajo al encuentro con mi sangre: Sangre que no debe verme por otras cosas inexplicables desangrar. ¿Cómo elaborar ante ellos la teoría del perpetuo fracaso? No esto les debo jamás denunciar. Ya les debo demasiado. En un asiento apático amodorro mis dudas: Domingo neutro, sin papeles, sin boletos. Sin voz, sin nadie, sin vos. Es como lo mismo de casi nunca siempre: Sólo solo me queda la nada por conversar, la ninguna por conservar. Y en el mediodía de mi alma, descubro el peso encadenado de mi permanente condena: Sé que he sido maldito, de algún modo impedido para una buena (nueva) historia de amor: Pero acaso Felipe, ¿sabés definir al amor? ¿Tan seguro estás de que existe cosa semejante? Ver a las cosas como éstas no son. Si el Anticristo está en lo cierto, ya no sé dónde ubicarme. Todo lo veo con ojos de infortunio. Me abruma pensarla con ojos de desesperación.
A veces, ya no quiero ver.

felipe marangoni

junio 17

Sombras, penumbras, y más. Como dagas en la cabeza, memorias de un mal sueño abominable, inextinguible, como rojas lenguas que abrasan la sangre candente, el espíritu extinguido, todo contraído de pura enfermedad: Me siento para el lado negro. Hoy cuando la gente hueca se siente sábado, no me interesa en este sábado ser. Me quedé bastante atrás, como ésa su mirada, sin deseos de observar. Son las cualquier hora. No encuentro relojes en la Furia tormentosa, entre todas estas nubes fanáticas que abuchean por mi derrota. Tal vez lloviera. La tormenta no cesa. Y en Bs. As., o acaso en todo lado, los encuentros, los entretenimientos son como montón de aire: Pasan sin que se los pueda detener, siquiera a veces llegar a percibir. Hoy sábado no sé si vivo o si me enveneno en una lenta, repetida, venenosa especie de final: Y cuando el mundo de este lado se prepara para salir de cacería, la noche me clausura: si algo he de considerar clausurado es la esperanza de ser alguien, algo más que una presa, un trofeo de caza mayor, o tal vez menor. Sin embargo me justifico: Al menos, hoy soy un invento, una excusa Em mi menor, siquiera una letra que nada dice, un canto que no tiene entonación. Una obra impronunciable para no dejarme terminar.
No es así como debería culminar.

felipe marangoni

junio dieciséis

Altas horas. Tan tempranas para esta pesadilla. Tan lejanas para alguna salvación. He vuelto a salir. Estoy de vuelta, de salir: Mal. Todo ha vuelto a salir. Qué razón hay. ¿Vale la pena seguir intentando, intentando seguirla? Viernes en madrugada: Mi miseria y mi yo. Nadie más que nosotros, vapuleados por los infiernos precisos, precipitados como hielo sobre mí. Nadie menos, nada más. Ella se ha ido como siempre, sin ver, aun mirando hacia atrás, lo que detrás iba dejando: El infierno posterior a su ella, superior a mi yo. A merced de los demonios, como inviernos próximos apretujando contra el asfalto solitario, sobre el cielo negro aún no amanecido, acaso parecido a las tinieblas que como buitres revolotean la mente perturbada, aturdida de tanto inútil pensar: Pienso: ¿Es éste el excesivo precio para un instante de paraíso? Tanto infierno anterior: Angustia. Tanto infierno posterior: Desangra. Aniquila toda chance de inaugurar el buen día, uno distinto, otro mejor: ¿Justifica ella tanto sacrificio, tanto mudo dolor? Acaso a la distancia, sospecharé en la definitiva mente sí. Mas en la dureza de la hora 5 no tengo tiempo ni ánimo para salvarme, para salvarla. No encuentro los límites, el final. Amanece en la Furia indiferente, amenaza en la impaciencia de mi indecisión. Quiero dormir, mas la pesadilla apenas está comenzando.
Para esto, para el viernes de resto, es mejor no pertenecer.

felipe marangoni

Thursday, June 15, 2006

junio quince

A veces es bueno pensar en el sol, poder por esas vacaciones del destino ambular por cualquier calle y perseguir la luz que batalla entre tanta oscuridad: Se trata de explorar por un momento, uno sólo que aniquile cualquier intento de buscar por otro más. Hoy jueves me resta esa expectativa, me suma esa ilusión. Nada más (me) importa entonces. Sólo dejarse por ella, (por ella) estimular.
Hoy me importa ella, esa luz nocturna, esa brillante oscuridad.
Mañana: Qué importa mañana si en las tinieblas mis ojos volverán a revolcar.

felipe marangoni

junio catorce

No sé cuál es el motivo que me obliga a esto escribir: Hoy no me siento dentro de mí, es más fácil hoy creerme un espectro, de esos que no necesitan explicar el todo, menos la nada, lo que los empuja a esta condena soportar: Hoy no tengo nada que soportar, sin embargo aún así me hallo insoportable, y de este modo ya es imposible volverme a encontrar, volverme a algún lado hallar.
En este día de miércoles hay un silencio que no me entiende lo que quisiera contar.
Nada hay entonces, salvo otro día que se me escapa hacia nunca, nada hay que (me) quede por contar.

felipe marangoni

Tuesday, June 13, 2006

junio 13

Qué puedo hoy decir. Las cosas se han puesto en verdad insoportables. Naufrago ahora en esta lluvia de furia, sin saber qué hacer. Mejor sería tal vez dejarse por la marea marear, olvidar que una vez quise ser algo que tal vez ni en ilusiones merecería acaso ser. ¿Qué es esto? Me hundo definitiva en la mente viciada, vacía, vacía de nada, por nada, por qué. No hay luces que en este martes se le anime a tanta sombra, tanta sombra adherida a mí.
Habrá, si existe, acaso un mañana, donde habré aprendido mañana a este infierno soportar, ¿a este infierno sostener?
Es un día de martes 13, no hay por qué preocuparse, ya nada me alcanza para creer.
Prefiero cerrame así.
felipe marangoni

Monday, June 12, 2006

junio doce

estar, algo empezar, de nuevo, hasta cuándo. No hay límites en esta cacería propuesta por alguien, por algo, por mí. Diez minutos de justificación, nada más. Por hoy, por ahora es demasiado suficiente. No hay mucho para decir. La noche, el frío, me han invadido, han agrietado mis huesos, y el ánimo hoy merece un empate: cero-cero, nada para rescatar, aún me queda el resto, mi resto.
¿Alcanzará?

felipe marangoni