Thursday, June 22, 2006

junio veintidos

Hoy más menos que nunca, me siento al borde del delirio. Qué intentar cuando ya no queda mucho por. En madrugada, en mediodía, en tarde-noche comprendí que la tristeza, la indecisión, no conocen de horarios. Están aquí, aquí me sostienen. Considerar una salida en plena caída es un sueño tan laborioso como los que Leonardo debió ya desde mucho entonces desechar. Me muevo por impulsos, todos equivocados, todos vacantes de solución: Ya no tengo solución. Soy todo problema, y ni siquiera uno es de mi propiedad. Prisionero de los demás. ¿Hasta cuándo? Prosigo en descenso: Pero este abismo no amerita un límite, más que los que mis propios yo le supiesen dar. Desconfío de la sabiduría, de la sapiencia que nunca he sabido para otros, para mi otro, para mí, nunca he sabido desarrollar.
Y mi recaudación se mantiene en cero. Y me queda poco ya por gastar.

felipe marangoni

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