Möbius

Toda esperanza resuelve al fin una encubierta desilusión. He llegado al final de la des, al final de la esperanza. O acaso sea otro principio. Mala cosa en palabras griegas. Y yo ya estoy cansado. He ahora de abrir la hoja, de abrir la herida, de herir esta hoja con estas palabras que me sangran, en esta hoja que no existe, con esta hoja que sangra, abierto de cosas sangrantes, de cosas que me duelen decir: Ya no tengo por ahora todo por decir, nada más diré. Lo dicho aquí se queda, dando vueltas, sin vuelta atrás. Prefiero que nada cierre, prefiero abrirme aquí.
Clausurado.

felipe marangoni

noviembre al día seis

No puedo rehusar este día el espanto que supone la conciencia de mi fatalidad: Acaso me quede ya poco por hollar, acaso demasiado por pagar: Me espera el descrédito esta vez, ya no conservo un boleto que me permita una vuelta más, solo sólo me permiten una ronda final: Pero ¿por qué esta sentencia? Si ya he pagado por delante, y adelantado a todo, la derrota no me tocará, no me alcanzará en esta carrera sin remedio: No hay ya para mí. Ahoro puedo con acceso permitido, sin embargos, sin acusaciones, puedo el deceso del día esperar.
Y muerto este día de nada, en mi propio crimen me sabré recompensar.

felipe marangoni

octubre al fin

llegar al fin se aproxima a una hilachada (red)escubrir, prescribir en los medios, re-escribir mis principios, si acaso ya me sobraran algunos: Creo los aposté sin fortuna, los perdí sin segunda oportunidad, sin terceros, sin últimos: Mas hoy en este día de últimos, de última no sabré, no hoy, si el final me ha en alguna distancia dejado atrás, muy lejos de la segunda oprtunidad: No existe el tiempo, no la distancia, sólo existe el saber que mañana seré otro, será otro empecemos de a todo, a por todos, para otra nada comenzar: Y esto lo sé, es redundante esto de volverme a intentar, mas hoy que ya se parece a otro ayer, en el fin, en el principio es aún lo que me resta, lo que ya no me sabe sumar: Si en suma, todo lo que hice hasta ahora apenas sí me alcanza para a ningún tiempo recuperar, a ningún lado llegar a terminar.
O tal vez hasta me esté olvidando ya de empezar.

felipe marangoni

octubre (aún y más)

Soy ahora llegando, mas no empezando. Adhiero en este fin de al fin de mi, de mí dejando estos días correr, sin pensar, o pensar sin correr, pensando en lo que no debería sin un plan de batalla adecuado, apropiado para los que tendría que saber calcular. Creo hoy es nada, es mejor dejar que la Cúpula, los copulados se liberen, se libren de mí, y libren sus propias guerras. Otros pelean hoy por los que ellos ni saben les debiera concernir. Otros, no yo, no hoy, no mañana, no ayer, todo en fin de hoy o mañana o ayer, me estanco en mi trinchera, sin vigilar las balas que cantan por otros asesinos, que gritan por otros cadáveres andantes, ahí afuera, aún fueran balas que lastiman a tantos, tanto como que buscan por mí.
La Cúpula canta, silba, mata en su letra de bienvenida y yo tumbado como en cuerpo a tierra prefiero no avanzar. Luego acaso ya retroceda, mas en este fin, en este nuevo principio prefiero tumbado, en mi tumba, a los tumbos dejarme esconder.
Pero ¿de quién? Acaso es necesario saberme de todos esconder?

felipe marangoni

octubre 20

Regresando o progresando, vuelvo al ruedo, a la rueda que nunca será mágica, que siempre será acaso un inicio de más frustración, de mayor contribución a la rueda del olvido, al laberinto de la fortuna que no sabe mostrar su rostro, que se (des) cansa de enseñarme la espalda, pero a la que de todas maneras me he de catapultar: He de cabalgar en quien sea para que este viaje no se me pierda en algo como otro viaje más, otro menos, otro igual. Aunque sea todo igual, ya nada tendrá que ser. Como yo, que ya he olvidado a aquél que olvidé ser. Acaso hoy ya no sé más, he olvidado todo lo que mi memoria supo no saber.
Vuelvo al cero, al número neutro con sin embargo valor, claro, mejor que un negativo, uno de los tantos que en otras ruedas me aburrí de enumerar. Como regreso, como progreso, es todo, es nada, es toda una buena señal.

felipe marangoni

Octubre cualquier día

Sòlo el hombre, dicen, es capaz de la regresión. Sólo el hombre dicen (tal vez Ciro) es capaz de volver a empezar. Sólo el hombre solo es capaz de otra vez caer. Pero qué más da, acaso ya ni un hombre me quede para gastar, siquiera un nombre para aprenderme a identificar, a parecerme a lo que en otros esfuerzos, en otras vidas apuré por justificar: Ya no necesito eso de ser una justificación. Tengo faltas, estoy en, y ya no me sale nada explicar: Ahora voy regresar, voy a volver, a volver a empezar.
He ahí mi toda justificación.

felipe marangoni

julio 18-agosto 8

Silencio... Tras todo el desmoronamiento que borró el infierno de mi percepción todo vuelve, se vuelve silencio. Acá por acá, ahora camino, corro, vuelo en este otro infierno, el que se presenta congelado, en cámara lenta, como una, como varias Corrientes sin vida, sin sombra, sin nada. Y luego nada importa en estos días de silencio, sólo la representación de otro mundo que no sabe cobijarme, no aprenderá jamás a resguradarme, a presentarme de otra manera, sin exponerme tanto, sin demostrarme nada, nada más, nada menos que más silencio.
Hoy soy todo silencio, lejano, imperceptible, como una chispa de llamarada en un infierno descomunal. No me pueden notar y así es por entonces mejor: Los demonios duermen, el infierno arde sin prisa, me puedo anotar un recreo. De momento, un momento como un instante total, exijo algo como un todo: Un todo como descanso, como desprendimiento de alma, como paz de condenado.
Lejano, como un poco más de silencio.

felipe marangoni